La huelga de la construcción asturiana en la transición española





El pacto social como trasfondo, fragmentos:
(...) La recesión económica, provocada por la crisis del petróleo de 1973, que afectaba a la economía capitalista occidental y muy en particular a la española, hacía que el Estado, como gestor de los intereses de los capitalistas, fuera el encargado de aplicar medidas económicas restrictivas particularmente lesivas para el nivel de vida de los trabajadores. El capitalismo no podía, como en el periodo de expansión económica vivido desde principios de los sesenta hasta la crisis del setenta y tres, ofrecer a la clase obrera unos ingresos más o menos ascendentes y altos niveles de empleo, pero estaba dispuesto a ofrecer en su lugar libertades democráticas. Se pensaba desde hacía años que la estructura política de España era demasiado débil para contener a un movimiento obrero pujante, pero el PCE, el PSOE y sus sindicatos actuaron “en la línea de la moderación y el apaciguamiento, el consentimiento y las concesiones (…) Era el PCE quién podía entregar a la clase obrera para tal transición y la entregó, jugando alternativamente con su capacidad para lanzarla a la lucha y su capacidad aun más útil para frenarla” [1]Sin la decidida cooperación del PCE la transición postfranquista hubiera resultado mucho más problemática. “La magnitud que tenían los movimientos obreros, vecinales y estudiantiles hubiera producido una lucha frontal, (…) sin la mediación política que se produjo hubiera podido desembocar en un cambio de mayores proporciones” [2]“El futuro democrático parecía presidir todos los actos y programas. El protagonismo de las distintas opciones sindicales estaba centrado en compaginar lo mejor posible las reivindicaciones cotidianas con las exigencias de su legalidad y sus objetivos electoralistas. (…) En este marco, las luchas que aparecían disociadas del control directo de los Sindicatos, fuera del radio de su influencia, podían obstaculizar y hasta desbaratar el diálogo Gobierno–Oposición. Diálogo/Pacto, que se había vertebrado ya de múltiples formas y a todos los niveles; desde las esferas del poder, hasta los acuerdos y compromisos interclasistas. (…) La reforma tenía un precio” [3]“La estrategia de las Centrales sindicales – CCOO, UGT, USO – ha condicionado todo el proceso poniendo en evidencia la supeditación de la lucha obrera a las cuestiones puramente electoralistas que las distintas formaciones políticas se planteaban en ese momento… Ha quedado patente una estrategia sindical pactista del eterno Volver al trabajo y después negociar…” [4](...) Se había iniciado una nueva etapa política basada en la legitimación parlamentaria y el pacto social en sustitución de la dictadura militar, pero Fuentes Quintana se preguntaba: “¿Cómo legitimar un régimen y asentar una democracia estable que toleraba una inflación que superaba en los meses centrales de 1977 –julio y agosto– el 42%?” [5]. “Se trataría de hacer aceptar niveles de extracción de beneficios estables que permitan invertir al capital y planificar la tecnocracia; en tal perspectiva sanitaria, y a falta del carismático cirujano de hierro, el servicio de unos sindicatos domesticados como enfermeros era vital para el restablecimiento del paciente, o sea, de las tasas de beneficio empresarial” [6]. La estrategia de contención salarial “no se había podido desarrollar aún debido al alto grado de conflictividad que la clase obrera había planteado desde la muerte de Franco” [7].


[1] Loren Goldner: UBU saved from drowning: Worker insurgency and statist containment in Portugal and Spain, 1974-1977. Part Two: Formal and Real Domination of Capital in Spanish Working-Class History: From Clandestine Corporatism to the Moncloa Pacts, 1939-1977.

[2] Joan Zambrana: La alternativa libertaria. Catalunya, 1976-1979. Edicions Fet a mà, 2000.

[3] Dionisio Giménez Plaza: ROCA, organización obrera y desinformación. Ediciones De la Torre, 1977.

[4] Patricia Gabancho, “A propósito de la lucha de los trabajadores de Roca”, en la revista Destino, 2 de enero.

[5]
Joaquín Estefanía, citando a Enrique Fuentes Quintana en Memoria de la Transición, varios autores, ed. El País.

[6] “Modernizar el capitalismo”. CNT, número 7, julio 1977.

[7] Joan Zambrana: obra citada.





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